Cayetano Cabrera tendría que levantar su huelga de hambre hoy mismo. Todavía puede levantarse victorioso.
Su mensaje ha sido escuchado y su indignación recogida. No tiene mucho más que hacer después de esta valerosa demostración de coraje y convicción. No puede ir más adelante. Creo que Cayetano lo sabe.
Ninguna autoridad puede aceptar que se imponga la lógica del suicidio. El SME buscó a las instituciones. Perdió una controversia constitucional, no pudo obtener un amparo de la Suprema Corte y tiene aún 28 mil 494 reclamaciones pendientes en la Junta. La huelga de hambre fue una presión extrema (no sé si noble) a la Corte y no funcionó. Sería funesto que pervirtiera, en un sentido u otro, la determinación de la Junta.
Es muy duro cuestionar a una persona dispuesta a dar su vida por una idea. Pero sería deshonesto dejar de subrayar en este trance que el SME está jugando una carta tramposa. No es Fariñas exigiendo a la dictadura cubana la libertad de los presos políticos. Es Cayetano advirtiéndole a la Corte y la Junta que se suicidará si no resuelven en el sentido que a él y los suyos conviene.
Ojalá reconsidere, 88 días han sido suficientes. La lucha del SME tiene ahora en Cayetano a un símbolo creíble y admirable. Vivo será más útil.
En una lucha larga, más que mártires, hacen falta inteligencias y voluntades.
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fuente: milenio