Los testigos están perdidos.
El procurador de Justicia de Zacatecas, Arturo Nahle, declaró que el cazador sobreviviente, Antonio El Tongas, fue levantado por un grupo armado en la Unión de San Antonio (ubicado a 45 minutos de León), basado en la declaración de la madre.
Pero el procurador de Justicia de Jalisco, Tomás Coronado Olmos, ya dijo que no es verdad. Coronado afirmó que El Tongas está localizado por la autoridades de Guanajuato y que no hay ningún secuestro.
El caso está cada vez más confuso.
No aparecen los 8 cazadores de León, ni con vida, ni sin vida. En Guanajuato presumen que tal vez ya están muertos, mientras que en Zacatecas dicen que no hay evidencia de que estén muertos. Y ahora los dos testigos de los hechos, están perdidos.
La realidad es que no aparecen los testigos desde el 13 de diciembre.
Aunque los amigos y parientes cercanos afirman que están escondidos en un lugar seguro. No sería extraño que los testigos estén escondidos, por temor a que les suceda algo.
Tiene sentido. ¿Usted acudiría a Zacatecas a declarar después de que la policía municipal lo entregó a Los Zetas? ¿Usted regresaría a la Procuraduría a explicar cómo los policías lo entregaron a los narcos?
Yo la verdad no.
¿Quién les garantiza a los cazadores que no les pasará nada si regresan a declarar? No les vaya a suceder como a la señora Marisela en Ciudad Juárez, que fue ejecutada afuera del palacio municipal por protestar por la liberación del asesino de su hija.
Aunque a estas alturas ya no queda claro si en realidad levantaron a El Tongas o si él mismo se escondió para evitar represalias.
Vaya justicia. En México cada vez es más difícil investigar los hechos delictivos, porque ya nadie quiere hablar. Los testigos se esconden. Los parientes no quieren saber nada. Y ya nadie quiere colaborar con las investigaciones. Estamos perdidos.
Milenio.com
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Los testigos desaparecidos
7:38
Tribuna de Chihuahua